Como dice el título no es un Descubrimiento Astronómico
Cada cierto tiempo, un medio de comunicación descubre que el Sol pasa por más constelaciones que las clásicas del zodíaco (las que todo el mundo conoce), y entonces se genera una oleada de noticias erróneas en las que, siempre siempre, se viene a decir que los astrónomos acaban de descubrir una nueva constelación del zodiaco. Si existiera el Serpentario, Ofiuco, estaría realmente enfadado de que por culpa de la ignorancia le anden descubriendo una y otra vez.
La última, esta misma semana, ha tenido además el boom de las redes sociales como aliado, y ha convertido a esta constelación en una de las más buscadas por Internet. Apareció en un periódico de Minesotta como uno de los habituales avisos que solemos hacer los astrónomos de que, realmente, la astrología no tiene nada que ver con el cielo de verdad, sino con una representación simbólica de un cielo que, ahora, miles de años después, se ha ido desplazando por la acción conjunta del Sol y la Luna.
Hay más, porque hacia el 27 de marzo el Sol se coloca justo entre las constelaciones de Piscis y Cetus (los Peces y la Ballena). Si tenemos en cuenta que en muchos horóscopos se introducen los presuntos efectos de Plutón (aunque nunca antes de que fuera descubierto por un astrónomo estadounidense, Clyde Tombaugh, en 1930) y que Plutón se separa hasta 17 grados de la eclíptica, deberíamos añadir otras 12 constelaciones más donde se pueden poner los planetas.
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Cada cierto tiempo, un medio de comunicación descubre que el Sol pasa por más constelaciones que las clásicas del zodíaco (las que todo el mundo conoce), y entonces se genera una oleada de noticias erróneas en las que, siempre siempre, se viene a decir que los astrónomos acaban de descubrir una nueva constelación del zodiaco. Si existiera el Serpentario, Ofiuco, estaría realmente enfadado de que por culpa de la ignorancia le anden descubriendo una y otra vez.
La última, esta misma semana, ha tenido además el boom de las redes sociales como aliado, y ha convertido a esta constelación en una de las más buscadas por Internet. Apareció en un periódico de Minesotta como uno de los habituales avisos que solemos hacer los astrónomos de que, realmente, la astrología no tiene nada que ver con el cielo de verdad, sino con una representación simbólica de un cielo que, ahora, miles de años después, se ha ido desplazando por la acción conjunta del Sol y la Luna.
En el movimiento de nuestro planeta, la conocida precisión de los equinoccios. Nada de esto es nuevo, como tampoco lo es que las constelaciones, tal y como aparecen diseñadas en cualquier atlas o planisferio celeste, se corresponden a unas regiones con divisiones arbitrarias que a comienzos del siglo pasado realizaron los astrónomos de la Unión Astronómica Internacional. Este trabajo se hizo, dirigido por el astrónomo Eugéne Delporte, manteniendo las zonas y símbolos de la tradición occidental, y formando así 88 constelaciones, que se nombran en latín.
Entre las que corresponden a la región por donde se mueve el Sol, la Luna y los planetas, tal y como lo vemos desde la superficie terrestre, están las 12 de la banda zodiacal, ese círculo de los animales; que decían los griegos, y de donde viene la palabra ZODIACO. Pero hay más, porque en esa región está también la constelación de Ophiuchus o Serpentario, una representación de Asclepio relacionada con la medicina, de ahí que sujete una serpiente tal y como se la diseña en el cielo.
Hay más, porque hacia el 27 de marzo el Sol se coloca justo entre las constelaciones de Piscis y Cetus (los Peces y la Ballena). Si tenemos en cuenta que en muchos horóscopos se introducen los presuntos efectos de Plutón (aunque nunca antes de que fuera descubierto por un astrónomo estadounidense, Clyde Tombaugh, en 1930) y que Plutón se separa hasta 17 grados de la eclíptica, deberíamos añadir otras 12 constelaciones más donde se pueden poner los planetas.
Todo esto no cambia nada, pero principalmente porque no hay nada que cambiar. La astrología, por más que sea una creencia y un sistema de adivinación antiquísimo, no tiene nada de realidad: ni el carácter ni los sucesos vienen determinado ni influidos por las posiciones de algunos astros en una proyección ideal del cielo que se veía hace unos 4.000 años. Lo cierto es que, como han puesto de manifiesto numerosos estudios, ni los astrólogos ni sus clientes son capaces de discriminar si un horóscopo es verdadero o falso, si se ajusta o no al perfil psicológico. Por el contrario, la gente se cree cualquier cosa que le digan a uno.
Esto es lo realmente relevante, lo que se sabe desde hace mucho, y lo que casi nunca se recuerda en los medios de comunicación. Por cierto, responsables también de que el horóscopo y la astrología siga siendo algo popular en nuestros días. Paradójicamente, hablamos del origen del Universo, de los descubrimientos de los astrofísicos con sus grandes telescopios y, acto seguido, nos presentan a alguien y le preguntamos de qué signo es, como si eso pudiera tener algo que ver ni con la personalidad ni con el cielo, ha llegado el momento de rechazar vigorosamente las afirmaciones pretenciosas de los astrólogos charlatanes y el negocio generado por las predicciones. Es claro que esas personas que continúan teniendo fe en la astrología lo hacen a pesar de que no hay ninguna base científica para sus creencias, y si una fuerte evidencia de lo contrario.
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ASTROLOG0S DE TODO EL MUNDO Y LA ASOCIACION DE FENÓMENOS ASTROLÓGICOS Y PARANORMALES dieron la razón y aceptaron el Exordio del Investigadir Argentino Guillermo Capellán de Salta y los ZODIACOS OCCIDENTALES, VEDICOS, CHINOS Y ORIENTALES no reconocen ni incorporan a OFIUCO como el 13º SIGNO ZODIACAL.
ResponderEliminarWorld Wide Parapsychological Associatio